Obama. Un cambio de rumbo…pero no demasiado.
En el Foro de los Republicanos de Izquierda nos congratulamos por el fin de la etapa funesta de hegemonía de extrema derecha neoliberal y fundamentalista en la política norteamericana, que representa la derrota del candidato a la presidencia de los EEUU del Old Republican Party, que nada tiene ya que ver con la tradición republicana de Jefferson y Lincoln, desde que a finales del siglo XIX pasó a representar los intereses de la oligarquía y de los robber barons.
No obstante, valorando positivamente el previsible cambio de formas y estilo que traerá la victoria de Barack Obama, no compartimos el ingenuo entusiasmo de cierta izquierda ante el triunfo del candidato demócrata.
La brillante operación de marketing político que ha llevado a Obama a ganar las elecciones presidenciales es el fruto de la reacción de la parte más inteligente del establishment ante el fracaso del neoconservadurismo que ha dominado la política norteamericana bajo los dos mandatos de Bush.
El desmantelamiento de los servicios públicos más esenciales, evidenciado por la nula respuesta ante el desastre natural del Katrina, el caos financiero provocado por un capitalismo desembridado y unos mercados ajenos a cualquier control estatal, el inaceptable recorte de los derechos civiles por aplicación de una peculiar doctrina de la seguridad nacional ante el peligro terrorista y el fiasco de la ilegal y criminal invasión de Irak, hacían imprescindible una reorientación de la política norteamericana que permitiera recuperar el prestigio perdido y que encarna a la perfección el dinámico abogado afroamericano y ejemplar padre de familia de Illinois.
Pero, mucho nos tememos, que ese nuevo rumbo, no sea más que una operación publicitaria o mercadotécnica, porque, pese a la escenografía y la movilización de masas, Obama no está proponiendo a los norteamericanos un New Deal como el que F.D. Roosevelt impulsó para sacar a la ciudadanía estadounidense de la crisis que desde 1929 la asolaba, reivindicando la justicia social como principal motor del mismo.
Examinando el programa del candidato electo nos encontramos con un tímido keynesianismo, con recuperación de una mínima carga tributaria a las empresas que había sido prácticamente eliminada con Bush, con créditos fiscales a las familias trabajadoras y aumento del salario mínimo, unas moderadas medidas favorecedoras de la extensión de los seguros privados de salud sin abordar la implantación de un sistema sanitario público universal, la separación entre Iglesia y Estado pero con una visión religiosa tolerante de lo público y una política internacional más dialogante en el seno de las organizacionales supranacionales para la defensa de los intereses norteamericanos, pero sin renunciar al papel que corresponde a los EE.UU en la defensa de “los valores de la democracia”.
Asimismo, la presencia entre los asesores económicos de Barack Obama de personalidades tan alejadas de veleidades izquierdistas como Warren Buffet, el expresidente de la Reserva Federal Paul Volcker o los exsecretarios del Tesoro, Robert Rubin y Lawrence Summers, así como la conocida trayectoria política del vicepresidente Joe Biden, ponen de manifiesto que el cambio que se predica no será estructural.
En suma, previsiblemente Obama, como otros gobernantes que nos son más cercanos, será un presidente partidario de cierta intervención pública en la economía…pero no demasiado, de los derechos sociales…pero no demasiado, del laicismo y los derechos civiles…pero no demasiado, del pacifismo…pero no demasiado. Y, desde luego, será el primer presidente negro…pero tampoco demasiado.
Madrid, 5 de octubre de 2008.
FORO DE LOS REPUBLICANOS DE IZQUIERDAS
republicanosdeizquierdas@gmail.com
En el Foro de los Republicanos de Izquierda nos congratulamos por el fin de la etapa funesta de hegemonía de extrema derecha neoliberal y fundamentalista en la política norteamericana, que representa la derrota del candidato a la presidencia de los EEUU del Old Republican Party, que nada tiene ya que ver con la tradición republicana de Jefferson y Lincoln, desde que a finales del siglo XIX pasó a representar los intereses de la oligarquía y de los robber barons.
No obstante, valorando positivamente el previsible cambio de formas y estilo que traerá la victoria de Barack Obama, no compartimos el ingenuo entusiasmo de cierta izquierda ante el triunfo del candidato demócrata.
La brillante operación de marketing político que ha llevado a Obama a ganar las elecciones presidenciales es el fruto de la reacción de la parte más inteligente del establishment ante el fracaso del neoconservadurismo que ha dominado la política norteamericana bajo los dos mandatos de Bush.
El desmantelamiento de los servicios públicos más esenciales, evidenciado por la nula respuesta ante el desastre natural del Katrina, el caos financiero provocado por un capitalismo desembridado y unos mercados ajenos a cualquier control estatal, el inaceptable recorte de los derechos civiles por aplicación de una peculiar doctrina de la seguridad nacional ante el peligro terrorista y el fiasco de la ilegal y criminal invasión de Irak, hacían imprescindible una reorientación de la política norteamericana que permitiera recuperar el prestigio perdido y que encarna a la perfección el dinámico abogado afroamericano y ejemplar padre de familia de Illinois.
Pero, mucho nos tememos, que ese nuevo rumbo, no sea más que una operación publicitaria o mercadotécnica, porque, pese a la escenografía y la movilización de masas, Obama no está proponiendo a los norteamericanos un New Deal como el que F.D. Roosevelt impulsó para sacar a la ciudadanía estadounidense de la crisis que desde 1929 la asolaba, reivindicando la justicia social como principal motor del mismo.
Examinando el programa del candidato electo nos encontramos con un tímido keynesianismo, con recuperación de una mínima carga tributaria a las empresas que había sido prácticamente eliminada con Bush, con créditos fiscales a las familias trabajadoras y aumento del salario mínimo, unas moderadas medidas favorecedoras de la extensión de los seguros privados de salud sin abordar la implantación de un sistema sanitario público universal, la separación entre Iglesia y Estado pero con una visión religiosa tolerante de lo público y una política internacional más dialogante en el seno de las organizacionales supranacionales para la defensa de los intereses norteamericanos, pero sin renunciar al papel que corresponde a los EE.UU en la defensa de “los valores de la democracia”.
Asimismo, la presencia entre los asesores económicos de Barack Obama de personalidades tan alejadas de veleidades izquierdistas como Warren Buffet, el expresidente de la Reserva Federal Paul Volcker o los exsecretarios del Tesoro, Robert Rubin y Lawrence Summers, así como la conocida trayectoria política del vicepresidente Joe Biden, ponen de manifiesto que el cambio que se predica no será estructural.
En suma, previsiblemente Obama, como otros gobernantes que nos son más cercanos, será un presidente partidario de cierta intervención pública en la economía…pero no demasiado, de los derechos sociales…pero no demasiado, del laicismo y los derechos civiles…pero no demasiado, del pacifismo…pero no demasiado. Y, desde luego, será el primer presidente negro…pero tampoco demasiado.
Madrid, 5 de octubre de 2008.
FORO DE LOS REPUBLICANOS DE IZQUIERDAS
republicanosdeizquierdas@gmail.com
